miércoles, 22 de septiembre de 2021

¿Qué pasó en 2021? (Tercera Parte) - Fritz Leiber / C.M. Kornbluth / Brian Aldiss

  Finalizada la trilogía de Delany, y dejando con pena esa fuerza majestuosa que imprime a sus obras, quise revisitar a un autor que hace tiempo que no leía. En su caso, algunos relatos de terror más que de ciencia ficción, enmarcados en los Mitos de Cthulhu de HPL. Se trata del norteamericano Fritz (Reuter) Leiber Jr. (1910-1992). Fritz Leiber, quien no necesita mayor presentación.

 

 1ª ed.

 

 

Su novela “The Wanderer” (1964) ganó el premio Hugo en 1965. Y el argumento básico me llamó la atención: un planeta errante se acerca a la Tierra, desatando una serie de catastróficas consecuencias.

 

La cosa prometía. Algo más relajado, pero con caché… y además iba a estar unos días solo en casa… Pues elegí bien mal entre los libros de mi biblioteca personal (por cierto, una edición muy chula de Gollanz).

“The Wanderer” es un despropósito de novela. Hay una serie de líneas argumentales diferentes, unas seis o siete, que no tienen nada que ver unas con otras. Se supone que en cada una de estas líneas sus personajes van adaptándose a la situación, según se acerca el nuevo planeta, se instala, provoca los terribles cambios de mareas, maremotos, etc… El supuesto sentido del humor no ayuda. Solamente en realidad hay una línea o dos que tienen algo de interés, pues son las que nos explican un poco más lo que ocurre. 

 

Tras un esfuerzo inicial por ir leyendo con paciencia, respetando los innumerables cambios de punto de vista, finalmente opté por ir saltándome todas las secciones que no se refirieran al grupo principal de personajes… y aún así… Lo único que se puede salvar es que Leiber sí que intentó dotar de cierta verosimilitud al describir alguno de los efectos que podrían ocurrir en la Tierra si de repente cambiaran las fuerzas gravitatorias actuales.

 

Novela ciertamente de su tiempo, siempre habrá gente que la reivindique solamente porque es de Leiber, o porque tiene un Hugo y por algo será, o porque algunas escenas son hilarantes (hay gente que se ríe de cualquier cosa y se queda tan a gusto), etc… pero este trabajo es sencillamente insoportable.

 

Una elección errónea, y un aviso a navegantes. En esto de la ciencia ficción siempre te la pueden colar. Es lo malo de depender casi siempre de las mismas fuentes creativas y de referencia. Que siempre te toca alguna mala.

 


 

Para cambiar de aires acudí a uno de los autores modernos más intrigantes de los últimos tiempos, alejándome de la ciencia ficción. Se trata de Thomas Ligotti. “My work is not yet done” (2002). No me voy a parar mucho aquí. Hace años la hubiera disfrutado más. Me pareció un trabajo literario bueno, pero no para echar cohetes. Una vuelta de tuerca a la crítica del modelo neo-liberal americano, en forma de oficinista que se dispone a asesinar a sus compañeros de trabajo. En este sentido, “American Psycho” le da mil vueltas. Es como “La carretera” de McCarthy, buena novela, pero del montón que tratan las catástrofes globales, ni de lejos tan sobresaliente como se quiere hacer ver a veces. Por cierto, llevo cierto tiempo intentando localizar unas novelas que tenía de John Wyndham… éste sí que sabía, ¡ay!

 

Un artículo sobre Ligotti y una revista interesante en general. 

https://revistes.uab.cat/brumal/article/view/v1-n1-hernandez/pdf-es

 

Dejando de lado otras lecturas de este año (Shirley Jackson y su buena novela “We always have lived in the Castle”, la soporífera “Canal Dreams” de Iain Banks, y el genial narrador B. Traven y sus recolectores de algodón), volví a la ciencia ficción a través de un autor muy querido en el mundillo, que murió demasiado joven como para poder desarrollar plenamente su carrera de escritor. Se trata del americano Kornbluth, Cyril M. Kornbluth (1923-1958).

 

Un tipo con un sentido del humor muy desarrollado, con tintes críticos y progresistas, amigo de Frederik Pohl y Judith Merril, futuriano de pro, y siempre presente en las antologías de buenos relatos de ciencia ficción. Tengo por ahí el volumen editado por NESFA Press, “His Share Of Glory”, recopilación de todos sus relatos, al que siempre le podré hincar el diente de vez en cuando.

 

                                                                                 1ª ed.

 He leído “The Syndic” (1953), novela cortita. “El síndico” se ha convertido en una organización establecida en el Este americano. Reina cierta anarquía, cierto laissez-faire, sobre todo en comparación con el Medio Oeste y Oeste, donde los “Mobs” controlan la situación, siendo una especie de Trumpistas, para resumir. El viejo Gobierno Norteamericano se ha tenido que trasladar a Irlanda y Gran Bretaña.

 

De esta manera tan sencilla, Kornbluth plantea tres diferentes formas de gobierno, que no son si no las que actualmente existen de alguna manera: los viejos valores conservadores, los nuevos nacionalistas, y lo que correspondería a la corriente más progresista, antibélica, antiimperialista (el síndico). Todo esto entremezclado con ese sentido del humor tan yanqui que a veces es difícil de entender en toda su extensión porque hay juegos de palabras y alusiones que hoy en día se quedan en una especie de limbo histórico-semántico.

 

A partir de aquí, hay una serie de recursos (poderes telepáticos, tratamientos mentales, diversas maquinarias) que aportan su granito de arena.

 

Se lee con ganas, pero tampoco me ha dejado un sabor de boca muy duradero. Se agradece la intención de Kornbluth, se apunta en la Red que esta novela fue profética en su tiempo, y seguramente lo es en cierta manera. Pero tiene una carga muy propia del americanismo de los años 50. Ombliguismo total, el resto del mundo no parece que exista, y da la sensación de que está escrita a pinceladas. Nos ponemos a una distancia, y el conjunto funciona de alguna manera, pero ya dentro de la historia, poca cosa a destacar. Sacándola fuera de contexto, se podría decir que la novela es casi imposible de entender para un lector poco familiarizado con la cultura americana. En resumen, un producto de su época, quizá con cierto valor histórico o sociológico, pero como novela de ciencia ficción no aporta gran cosa. Probablemente, seguir leyendo los relatos de Kornbluth sea lo mejor que se pueda hacer.

 

  

El punto más destacable, en ese futuro indeterminado que describe Kornbluth, tiene que ver con la psicología. Se trata de una ciencia que se dio por perdida en su día por no tener una aplicación real en la vida del ser humano. Modernos estudios, coincidiendo con la actual situación política en el país, indican que hay una serie de patologías que se han desencadenado de nuevo en las mentes de los habitantes. La psicología puede ser de nuevo útil, ante el surgimiento de casos y casos de neurosis y diversas ansiedades, psicosis, etc… Esta idea discurre a lo largo de la novela y desde luego creo que es lo más profético que contiene, dejando de lado politiqueos varios.

 

Próxima parada: Brian Aldiss, que no necesita mayor presentación. Y su última novela de ciencia ficción: “Finches of Mars” (2013).

 


 

Estoy a medias con ella. No es una buena novela como tal. Un batiburrillo de ideas sueltas, un resumen de las preocupaciones de Aldiss por el futuro. Se mete sin salir en muchos temas: religión, Cristianismo, el futuro de la especie, sistemas binarios, nuevos elementos interestelares que pueden viajar más rápido que la luz… A la vez que sus personajes, desdibujados totalmente, refrescan antiguos recuerdos.

Hay dos cosas que no ayudan en nada. Una especie de nostalgia por épocas mejores. Una más o menos consciente introducción de noticias reales en la propia ficción. Se le ve a Aldiss preocupado, pero referirse directamente a problemas cotidianos del mundo real (el terrorismo islámico en Occidente, por ejemplo) hace que la experiencia no sea ni de lejos lo que es leer obras suyas anteriores que construyen un mundo completamente ajeno (aunque no quiere decir que no sea sensible a los problemas reales que nos rodean).

“Finches of Mars” es una serie de sketches que giran mayormente sobre la idea de que en una nueva colonia humana en Marte no nace ningún bebé en condiciones de seguir con vida más allá de unos minutos. Seguramente debido a los cambios de gravedad que se producen en las barriguitas de las mamás.

 Ahora, habiendo terminado la novela, tengo que añadir que la segunda parte es más interesante, pues se desarrollan una serie de ideas propias pertenecientes a los colonos de Marte, cada vez más alejados de la protección que se ofrece desde la Tierra, más concienciados con su futuro. Se deja leer la novela, tiene algo de Clarkiano, de testamentario, de resignación, de ingenuidad, de esperanza. La huida a Marte es una quimera, una imposibilidad material, por lo menos a día de hoy. Se trata de saber si para cuando la tecnología humana sea capaz de crear una colonia en Marte, o donde sea, no será a su vez demasiado tarde, y la Tierra sea pasto de una destrucción cualquiera.

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