Este ha sido mi principal proyecto literario de este año que ya termina.
En primavera leí
“Helliconia Spring”. En verano, "Helliconia Summer”. Y ahora, me faltan cien
páginas para terminar “Helliconia Winter”. Una pena que no haya más estaciones.
El otoño se lo saltó
Aldiss. Con sentido, pues la tercera parte es casi más otoño que invierno, y
narrar el auténtico invierno Helliconiano no daría para mucho, pues el hombre
prácticamente desaparece del planeta en muchas capas de su existencia.
¿Que es imposible
que los personajes principales de cada parte puedan sufrir, digamos en el
periodo de cuarenta o cincuenta años (suponiendo que su esperanza de vida es
menor en invierno) cambios climáticos tan drásticos, y poder ser conscientes de
ello? ¿Empezar la novela en mangas de camisa y terminarla con varias capas de
piel de asokin encima? Es imposible, claro. Es una licencia que Aldiss debe
tomarse para dar cuerpo a la obra.
Dejo aquí un link a
la entrada de un blog (ya tiene sus añitos) en el que se describe perfectamente
el esqueleto de la novela. Y hay un precioso gráfico que nos enseña cómo el
planeta Helliconia rota alrededor de su sol, y éste alrededor de otro mayor.
Imagen que nos ayuda a comprender de un vistazo cómo es que en el verano de
Helliconia hace tanto calor, y en su invierno, tanto frío. Muchas gracias a su
autor por el tiempo dedicado a difundir Helliconia por nuestro propio planeta.
Además, como
curiosidad, yo he leído la misma edición en inglés que aparece en esa entrada.
Los tres ejemplares editados por Granada Books, que parecen ser la edición
canónica de esta obra. Cuando los compré, y me llegaron desde Inglaterra,
pensé: “Puff, a ver si tengo tiempo para leer algún día esto”. Y sí, lo he
tenido. Eso sí, sacrificando otros muchos libros.
Pero ha valido la
pena. Vaya que sí. Con el pedigrí con el que ya llegó la trilogía a mis baldas,
después de leer varias recomendaciones muy buenas, uno se da cuenta enseguida
que está ante una obra magna. ¡Sí! Hoy en día es casi imprescindible acudir a
las recomendaciones antes de ponerse a
leer nada. Si queremos leer buena ciencia ficción en concreto, y no perder el
tiempo, o al menos, aprovecharlo mejor, no basta con ir a la librería y
preguntarle al librero qué nos recomienda. Incluso el bibliotecario, a no ser
que sea un experto, tampoco nos va a saber ayudar realmente. Hay que hacerse
con una obra de referencia. Y que sea crítica. Por favor, evitar guías al uso,
libracos que nos hablan de novelas, de películas, de muchísimas cosas de
ciencia ficción, en los que no se profundiza nada y se acaba por leer siempre
lo mismo sobre los mismos.
Así, yo recomendaría, sobre todo para el lector que tiene cierto nivel
de inglés (no hace falta saber mucho inglés para manejar obras de referencia
que están para orientar, no para leer sus contenidos palabra por palabra) dos
títulos. Uno, imprescindible. La Enciclopedia de Ciencia Ficción de Peter
Nicholls.
Existe su versión en línea, http://www.sf-encyclopedia.com/,
que no es muy útil para el que anda buscando (mucho más útil es cuando uno
quiere encontrar lo que ya sabe). Recomiendo hacerse con una versión antigua,
edición de 1979, editada también por Granada. Se puede conseguir por una libra
comprándolo online en el Reino Unido
más gastos de envío (al menos, antes del Brexit, que pudiera ser catastrófico
para este tipo de compras desde la Europa Continental).
Pero todavía recomiendo más un libro que critica brevemente muchísimos
trabajos de ciencia ficción, y los califica con cierto número de estrellas (de
* a ****). Está muy bien para empezar a vislumbrar obras que van un poco más
allá de los clásicos y nos ayuda a
evitar a los superficiales contemporáneos. Su autor es David Pringle.
No digo yo que todo sea lanzarse a leer las que tengan ****. A veces,
una de ** nos puede satisfacer mucho, porque se adapta a nuestro gusto. Pero lo
importante es esto: ¿alguien se ha leído todas las **** y ***? Quizás sí, pero
para empezar, no está mal.
Aquí, el detalle de las obras que poseen cuatro estrellas, en la cubierta posterior. Para el poco iniciado en la sf, yo comenzaría por alguna de ellas. Si ve que no la puede conseguir a un precio justo en la lengua castellana, que se lance a comprarla en inglés. Va a ahorrar dinero, y se lo agradecerá a sí mismo en el futuro.
Vuelvo a Helliconia. Insisto en que la fuente principal por la que
compré la trilogía fue fundamentalmente la opinión de David Pringle (foto inferior). Ballard, el Grande como se puede ver no sale tan bien parado. Y estoy de acuerdo con Pringle en este caso.
La primavera comienza con mucha descripción concreta. Dos personajes,
padre e hijo, vagan por las heladas tierras del continente Campannlac en busca
de comida. Son cazadores. Se encuentran con problemas. Al padre lo detienen.
Pasará a ser esclavo de otra extraña raza, los phagors…
Así visto, y durante unas buenas cien páginas o más, parece que
estamos ante una novela de fantasía bastante conservadora. Muy bien escrita,
por cierto. Pero de repente, Aldiss comienza a enriquecer la novela con todo
tipo de ideas y novedades para el lector. Y no me voy a extender más. Solo
decir que en el campo de la literatura experimenté algo así como lo que ocurre
cuando ves por primera vez “2001, Odisea en el Espacio”, y en menos de un segundo,
te das cuenta de que ya no estás en la Tierra, entre primates, si no viajando
por el espacio exterior…
Probablemente, el nivel más alto de enriquecimiento de ideas lo
consiguió Aldiss en su “Primavera”. El ser humano abandona las pieles poco a
poco, deja de vivir en cuevas o moradas muy primitivas. Vienen épocas más
prósperas. Lo que quiere decir que el cerebro humano también comienza a
despertarse. Como no puede ser de otra manera, cada pueblo de Helliconia
comparte una serie de objetivos comunes con el resto. Conseguir más territorios
de caza, establecer la filosofía y la religión imperantes y proteger por encima
de todo a los suyos y a sus vías más beneficiosas de comercio.
En su “Verano” se da mucho más espacio a lo que se llamarían luchas de
posición. Los humanos de Helliconia digamos que habiendo alcanzado un mínimo de
comodidades físicas, se dan a una especie de expansión, que para algunos es
material, y para otros más espiritual. El verano permite ciertos lujos, a costa
de andar sudando todo el día.
Ya en “Invierno”, el hombre, sabedor de lo que le espera, con el frío
azotando ya, se vuelve terriblemente conservador, y una criatura traicionera
para sí misma. De repente, no tiene reparo en dejar de proteger a los suyos, o
en dejar de seguir antiguas tradiciones, nacidas en la primavera anterior, si
con ello cree que va a llegar mejor preparado para el frío. Individualmente, o
en comunidad. La época de un cierto relajamiento se ha terminado. Se vuelve a
la ortodoxia pura y dura.
Es este un resumen muy esquemático, y que intenta aportar al más
científico que se menciona en el citado blog un cariz más sociológico.
Lo maravilloso de esta trilogía consiste en amalgamar muchísimas de
las facetas que nos son comunes a todas las criaturas humanas, que nacemos con
cierto nivel de inteligencia y de recursos, con nuestra posterior formación, en
un lugar y en un momento dados. Darle sentido, en otro planeta que hay saber explicar. Y añadir aún un montón de
vivencias para el lector, que pueden ser de tipo astronómico, animal, cultural,
religioso, o de la aventura por la simple aventura.
El mérito supremo en este caso es haber logrado una verosimilitud inaudita. Me apunto para el futuro "Dragon's Egg", que se recomienda vivamente en el blog mencionado. Evidentemente la fama se la ha llevado George R. Martin. Cualquiera se la quita a estas alturas. La gloria, sin embargo, es para Mr. Aldiss. Thank you so much.