Judith ¡ay!, Judith,
que pasa el tiempo, y no me da la vida para dedicarte el pequeño gran homenaje
que mereces. Judith Merril (1923-1997).
En 1950 sale al
mercado su primera novela, en tapa dura. En Septiembre de este mismo año,
Frederik Pohl (su futuro, aunque casi eventual marido) la revisa en la revista Super Science Stories, por lo que se
puede decir que la novela se publicó justo cinco años después del holocausto
nuclear japonés.
Se trata de “Shadow On The Hearth”.
En este caso
“hearth” creo que puede traducirse como “hogar”, el lugar en el que antes se
cocinaba las casas antiguas. La Sombra sobre la Chapa (coloquialmente
hablando).
1950. Prácticamente,
el inicio de la ciencia ficción moderna. Creo que esta novela podría
considerarse como la génesis auténtica de lo que tendría que venir después. Ir más hacia atrás es complicado, en un sentido amplio. Aunque hay excepciones, por supuesto. Ahora mismo se me viene a la cabeza Stapledon, a quien le tengo muchas ganas.
Dicho esto, apenas
hay ciencia ficción en "Shadow On The Hearth". Se produce un ataque nuclear sobre Nueva York. Y
ya.
Uno de los puntos
fuertes de la novela es que no se especifica quién está detrás del ataque. Merril
en ningún momento se dedica a describir el comienzo ni el final del “juego de la
guerra”. Le interesan más las consecuencias del ataque, y en concreto, cómo se
transforma la vida cotidiana de una familia. Y cómo se transforma el
vecindario.
En este sentido, es
una novela muy japonesa. De estas, en Japón, se escribieron a puñados, por
razones evidentes.
La acción transcurre
aproximadamente durante una semana, o algo menos. Las primeras preocupaciones
de la madre de dos hijas son ínfimas comparadas con las que van surgiendo
después. El dilema de la mañana del ataque es bien lavar la ropa o acudir a una
invitación para comer de una vecina de más altos vuelos. Después será si se
puede beber el agua que sale del fregadero o no. Cuánto tiempo tardará en volver
papá del trabajo. Cortes de luz. Problemas con el suministro del gas. Vómitos
que sugieren radioactividad y enfermedad. Dar cobijo a un científico que
reniega del sistema. Visitas del vecino, que la desea físicamente, siendo el
nuevo encargado de la cuadrilla que patrulla el barrio. Y la radio. Siempre la
radio funcionando, intentando escuchar noticias esperanzadoras. Pero todo
parece ir a peor. La hija pequeña comienza a perder pelo… Las patrullas se
militarizan. Algunos hombres comienzan a disfrutar verdaderamente de la
situación, con el nuevo poder que se les ha otorgado de un día para otro para
manipular vidas ajenas.
Son los detalles, la
información que cada personaje se calla, o medio cuenta a ese alguien en quien
confía más, información que más pronto que tarde acaba incorporándose al saber
de todos los personajes que habitan el escenario supremo, que es la casa en la
que habita la familia, cuyo cuartel general es la cocina.
En resumen, hay mucha más carga política y social en la novela que otra cosa, algo que ya reconoció Merril. No tiene sentido escribir hoy en día una novela como esta, aunque esto no quiere decir que se siga haciendo. “Shadow On The Hearth” es una de esas historias que hay que contextualizarlas, como la que hace poco reseñé, “Chain Reaction”. Ambas son consecuencias directas de lo que ocurre en el mundo real, en tiempo real. Pero la novela de Merril aporta dos grandes novedades. Una, que se trata de una autora. Y otra, que esta misma autora siempre se implicó y defendió el género de la ciencia ficción, editando muchísimo material en revistas. Como la mítica “SF: The Year's Greatest Science Fiction and Fantasy”, cuyo primer número salió en 1956 y el contenido era el siguiente:
· Introduction,
by Orson Welles
· Preface,
by Judith Merril
· "The
Stutterer", by R. R. Merliss
· "The
Golem", by Avram Davidson
· "Junior",
by Robert Abernathy
· "The Cave
of Night", by James E. Gunn
· "The
Hoofer", by Walter M. Miller, Jr.
· "Bulkhead",
by Theodore Sturgeon
· "Sense
from Thought Divide", by Mark Clifton
· "Pottage",
by Zenna Henderson
· "Nobody Bothers Gus",
by Algis Budrys
· "The Last
Day of Summer", by E. C. Tubb
· "One
Ordinary Day, with Peanuts", by Shirley Jackson
· "The
Ethicators", by Willard Marsh
· "Birds
Can’t Count", by Mildred Clingerman
· "Of
Missing Persons", by Jack Finney
· "The Country of the
Kind", by Damon Knight
· "The
Public Hating", by Steve Allen
· "Home
There’s No Returning", by Henry Kuttner & C. L. Moore
· "The
Year’s S-F, Summation and Honorable Mentions", by Judith Merril
Tremenda edición de New Wave inglesa por parte de Merril (1968).
Judith nació en
Boston, la ciudad de Poe, aunque luego vivió en Nueva York, en el Bronx, a lo
Delany. Sin embargo, a finales de los años 60 se marchó a Canadá, renegando de
su país por su implicación en la guerra del Vietnam. Y terminó siendo
canadiense; en la Biblioteca Pública de Toronto hay un archivo especial
dedicado a ella.
Esto a grandes
rasgos, y sin repasar su vida sentimental, que fue también muy prolífica.
No me ha sido fácil encontrar una edición de segunda mano de esta novela, ya que nunca se publicó como novela de bolsillo (paperback). Pero finalmente localicé la edición de la NESFA (New England Science Fiction Association), Spaced Out: Three Novels of Tomorrow, que incluye:
Shadow On The Hearth
Outpost Mars (aka Mars Child) con Kornbluth
Gunner Cade con Kornbluth también.
Así que de paso ya tengo para el futuro dos colaboraciones de Merril con Kornbluth, siendo éstas aparentemente más propias de su época, acercándose al pulp. Y Kornbluth es un tipo que me cae muy bien, por cierto.
Hablando de futuro,
Merril, Kornbluth, Polh, Asimov, Blish, Wollheim (entre otros) pertenecieron a
una especie de club de aficionados a la ciencia ficción, conocido como The
Futurians. Ingenuos, pioneros, atrapados entre la utopía y la realidad de su
época. Hay que suponerle a Judith un gran carácter para poder codearse con
tantos tipos raros.
Mucho de esto lo
debe de contar Pohl en su autobiografía “The Way the Future Was”, que tengo a
buen recaudo, pendiente de leer; un documento imprescindible.
Otro libro
importante es “Better To Have Loved”, biografía escrita por la nieta de Judith,
me temo que mucho más cara de conseguir actualmente.
Seguiré leyendo su
ficción en cuanto pueda, pero reconozco que su faceta real, como ser humano, es
mucho más sugerente e interesante, teniendo en cuenta que estaba metida en el
meollo mismo de la ciencia ficción americana en una época en la que todo estaba
a punto de explotar, para mejor, y si lo hizo (para mejor) fue claramente
gracias a ella. La deuda que tenemos los aficionados a la ciencia ficción con
esta mujer es muy importante.
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