Gene Wolfe murió
este año, el 14 de Abril.
Este artículo-homenaje trata sobre su obra "The Fifth Head of
Cerberus" y en menor medida de su recopilación de relatos "Endangered Species".
"Cerberus" se puede decir que
es la primera novela reconocida como excelente de Wolfe, y no está mal la cosa,
porque solamente es su segunda (1972).
Hasta 1990, estas
son las mejores obras de fantasía, según la fiable (aunque muy anglo-encuesta de Locus (recomendaciones
para los insignes Premios Nebula y Hugo que se producen desde 1971):
1998 Locus All-Time Poll
Más abajo, incluyo
la lista de mejores novelas de ciencia ficción, que la encuentro personalmente mucho
más atractiva, pero hoy escribo sobre Gene Wolfe, y este es el nombre que está solo por debajo de Tolkien… Me temo que
Wolfe es más bien poco leído en este país en comparación con Tolkien, y no
digamos con George R. Martin, quien debería estar de los primeros de esa lista,
aunque solo fuera por popularidad… De la lista he leído cinco trabajos
concretos, que no está tan mal, y otras obras de algún autor presente en la
lista, como es el caso de Wolfe.
Tengo compradas y a
buen recaudo las cuatro partes de “The Book of the New Sun”, esperando a que
puedan ser atacadas en algún momento (cosa que veo complicada ahora). “The Urth
of the New Sun” sería la quinta y última parte del Nuevo Sol, pero se me antoja
tan críptica que ni siquiera me planteo comprarla por ahora.
“The Fifth Head of
Cerberus” es, como ya he indicado, la segunda novela de Wolfe. La he leído en
la edición de “SF Masterworks”, algo que indica su importancia.
Sinceramente, es un
“rara avis” de trabajo literario, aún para 1972; época cúspide para la ciencia
ficción (y para tantas otras actividades artísticas en general que ya no
volverían a recuperar su estado de forma).
Wolfe tiene fama de
escritor difícil, demandante, y hablo de la fama que tiene en el mundo
anglosajón. Si comparamos su prosa con la de Philip K. Dick, podríamos decir
que escribe como si fuera el maestro Yoda (exagerando, claro está). Pero es un
poco así, hace un uso del inglés que a veces desconcierta, cambia el orden
habitual de la sintaxis, y para los que sabemos algo de euskera, a veces uno no
sabe realmente lo que quiere decir hasta que acabamos la frase (cuando lo normal
en inglés, -como en castellano-, es que muchas veces con sujeto y verbo nos
baste para pillar muy rápidamente el complemento que toque). Esto a un nivel
sintáctico.
A un nivel
semántico, (y no digamos ya cognitivo), Wolfe es como un huraño personaje de
Dickens. No suelta prenda, el lector se las tiene que arreglar con muy poca y/o
confusa información… si es que se quiere entender todo. O casi todo.
A un lector de Wolfe
con el inglés como segunda lengua (más o menos controlada) le puede surgir la
duda: ¿no acabo de entender la historia porque está en inglés y no lo pillo
bien? Bueno, algo puede haber de esto, dependiendo del nivel y del tiempo que
uno dedique a Wolfe, pero no hay que preocuparse demasiado, ¡he leído tantas
veces en la Red de lectores cuya lengua materna es el inglés que no hacen más
que decir que la relectura de Wolfe es necesaria para enterarse mejor!
Lo que hace falta es
tiempo, como ya he sugerido. Tiempo para jugar con el volumen del libro, ir
hacia atrás, hacia delante, disfrutar de alguna manera del jeroglífico. Coger
una novela de Wolfe para un viaje de unas horas en un tren puede ser un grave
error, si tenemos la intención de disfrutar del respetable deporte de pasar
páginas con calma, mientras a la vez se mira el móvil, el paisaje, y se saluda
a los pasajeros. Para esto están los thrillers,
digo yo… Tampoco es buena idea leerlo en e-book… puff, la de pulsaciones a botoncitos
que nos esperan.
En resumen, la clave
(en mi humilde opinión) es sentarse en algún sitio con la única intención de
leer a Gene Wolfe, salvo quizás el añadido de una música ambiental que proceda
(¿Ian Boddy? ¿Alpha Wave Movement?).
Aún así, “La Quinta
Cabeza de Cerberus” es un libro raro. Ni siquiera es novela, aunque lo parezca.
Son tres relatos, el homónimo, y dos más. El primero es el mejor, y más
potente, incluida una biblioteca particular alucinante. El segundo es una rallada ininteligible, y lo digo tal cual, no tengo
reparos. Fantasía pura, purísima, como una mala droga si se me permite el
símil. Por supuesto, luego hay gente por ahí que dice que el segundo y tercer
relato dan claves para entender el primero. ¿? Bueno, puede ser. Pudiera ser… La
tercera parte es prosa bastante más digerible, con brotes de fantasía que me
hacen dudar de si realmente Wolfe es mi tipo. Leyendo spoilers de la tercera
parte, reconozco que comprendo mejor la primera. O me ayuda a que el holograma sea más luminoso…
“Cerberus” va sobre
el colonialismo, la esclavitud y la crueldad que conllevan, las identidades del
futuro, la clonación, la repetición de esquemas en los planetas que va
conquistando la humanidad… Se pilla la idea general. ¡Claro! Pero recordemos
que Wolfe tiene algo de poeta, o mucho, y de escritor con todas las letras.
Diseña su obra en los niveles que le parecen necesarios, desde luego mucho más
allá del mero entretenimiento, y también del disparo duro y certero que nos
puedan proporcionar otros autores con sensibilidades más sociales. Nos hace
pensar en lo que cuenta y en cómo lo cuenta. Y en su caso, el cómo es tan
importante o más que el qué. Y tiene un estilo personal. Con solo leer el
primer párrafo de “Cerberus” nos damos cuenta de que estamos ante algo
diferente. Hay que leerlo tres o cuatro veces, para ponerse en posición. No
vale con seguir y a ver si me entero…No. El narrador recuerda su infancia y
dice que su padre era un “mercader de niños”… bueno, algo en sí bastante
sorprendente, pero si le añadimos el estilo, parece todo como una fábula. Esto
es quizás lo que menos me gusta de Wolfe, porque imaginación, recursos e ideas
no le faltan. Con que escribiera igual de bien, pero en un tono menos
fantasioso… aunque esto le quitaría parte de la gracia, supongo.
Como decía, la
tercera parte sí que da claves para la primera historia… pero si no estoy mal
informado, a Wolfe le pidieron que
escribiera más material para alargar “Cerberus”, así que hay que darle un voto
de confianza a Wolfe. Quizás el segundo relato sea una broma dirigida a los que
le pidieron más. Y el tercero una especie de aclaración del embrollo. ¿Quién
sabe?
Hace ya unos meses
tuve mi primer encuentro con Gene Wolfe, en este caso era un libro de relatos
titulado “Endangered Species” (un best of
de sus relatos, 1989). No llegué a leer todos (por resultar de primeras
rematadamente pura fantasía) pero algunos me cautivaron. Relatos redondos que
aún así, hay que revisar y volver a revisar, y entonces, damos con claves que
nos allanan el camino hacia el pleno entendimiento y disfrute.
Wolfe escribe con su
carga de clásico. Pensaba que hoy en día tipos como Homero o Shakespeare serían
escritores de ciencia ficción, porque se ocupaban de temas universales, no de
realismos concretos. En este sentido, es un escritor dado al universalismo, a
la fantasía, a la fábula, afortunadamente con la preciosa influencia de Poe o
de almas más mundanas pero más interesantes también. Es más Proust que
Baudelaire, más Dunsany que Lovecraft, y sus capacidades están ahí, para ser
descubiertas. Es cuestión de pillarle el punto. Huye de radicalismos, aunque
por momentos lo que cuenta sugiera lo peor
del alma humana, siguiendo la mejor tradición gótica, con sus maldades y
traiciones, noches sin dormir y presuntos fantasmas.
En los 34 relatos
que se incluyen hay de todo. Es interesante sugerir la idea de que para leer
mejor a Wolfe sería bueno tener a su vez nuestra espalda cargada con ciertas
lecturas clásicas. Ponerse a leer de jovencito estos relatos, tan diferentes
entre sí, puede ser una experiencia algo traumática. O no. Quizás sea la mejor
manera de descubrir un montón de corrientes literarias, y empezar a indagar en
las que nos interesen.
Wolfe puede ser un
buen punto de partida para saltar después bien a Tolkien, bien a Stoker, bien a
Bradbury, bien a Poe o Dickens, pero esto es ya otra historia.
Yo destacaría los
relatos:
A Cabin on the Coast
Kevin Malone
Our Neighbor by David Copperfield
The Detective of Dreams
Suzanne Delage
Kevin Malone
Our Neighbor by David Copperfield
The Detective of Dreams
Suzanne Delage
Tienen que ver más
con la tradición victoriana del cuento de fantasmas, el cuento romántico, el
cuento de detectives. Esto es lo que yo tengo básicamente en la mochila. Son
realmente muy buenos. Pero hay más, y quizás mejor. ¿Ciencia ficción? Poca.
Apenas.
Para terminar,
podría decirse, que Gene Wolfe es un tipo que no entra en ningún canon
específico, que cada libro suyo hay que afrontarlo con la mente lo más abierta
posible, y tratarle con respeto. Mucho respeto. Aunque a veces nos enfade por
momentos. En definitiva, son comprensibles sus escasas traducciones en
castellano y su limitada difusión popular.
Si tuviera que
compararle con un escritor local, lo haría con Juan Benet. Un tipo que iba por
libre, con sus propias manías, y que con el paso del tiempo, logró escribir un corpus muy personal y de altísimas cotas
literarias. En fin, cualquier oportunidad es buena para reivindicar a Benet
como escritor en ocasiones más cercano a la fantasía con base realista que al
realismo. “Herrumbrosas Lanzas” bien podría estar en la lista indicada más
arriba, como ejemplo de fantasía histórica, mapa incluido.
***
Aquí van, lo
prometido es deuda, las novelas de ciencia ficción mejor valoradas hasta 1990
por la gente de Locus, que en principio creo que es bastante de fiar, aunque sólo para el mundo anglosajón. El
problema de los modernos lectores de ciencia ficción es saber navegar en la
ciencia ficción que se ha publicado… desde 1990… cada vez más difícil de
seguirle la pista, aunque uno tenga los libros delante de las narices (curiosa
paradoja), porque falta mucha trabajo crítico sobre ellas. Te la intentan colar por todas partes. De todas maneras, lo
profusión de Heinlein (¡seis títulos!) en esta lista me parece de juzgado de
guardia…
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