Escrita entre
Septiembre de 1954 y Marzo de 1955. La carrera espacial entre Estados Unidos y
la Unión Soviética todavía no había comenzado. Se puede resumir esta novela con
la idea de que el hombre debe superar los obstáculos que sean necesarios para
seguir su línea de desarrollo como especie.
Hacía bastantes años
que no leía a Clarke. “2001”, “2010”, “2061”, “El fin de la infancia”, “El
martillo de Dios” y ahora “La ciudad y las estrellas”.
No recuerdo haber
leído “3001”… que tampoco creo que valga tanto la pena (no tengo ni idea), pero
sí el relato “The Sentinel”, y alguno más…
Vamos, que es un
autor que he atacado bastante, sobre todo en mis inicios como aficionado a la
ciencia ficción.
... aquí, mi ejemplar, foto en malas condiciones...
Supongo que después
de leer “The City & The Stars” me doy cuenta de por qué no le he leído
desde hace tiempo.
Posee un estilo
didáctico-juvenil que no me acaba de convencer como literatura, aunque como
ciencia ficción, por supuesto que sí. Pero hay tantos autores esperando ahí fuera…
Es uno de los tótems
del género, sin duda, no es que me quiera meter con él y lo que consiguió con
esta novela escrita en 1955 (editada en 1956) es estratosférico.
El planteamiento
inicial es brillante, y el desarrollo, aunque tiene algo de saga pulp, aguanta el paso del tiempo muy
bien. El final, en clave entre profecía y testamento, es lo que es, tan
humanista y universal que tampoco puede salirse mucho del tiesto.
Cuenta la historia
de dos ciudades, Diaspar y Lys, ambas muy diferentes, ignorantes de sí mismas
durante milenios… El uso del tiempo en la novela hay que tomárselo con calma,
es más bien metafórico. Se aluden a millones de años, milenios, eones,
centurias… según el párrafo que toque leer, para que ocurran o no ciertas
cosas, y a estas escalas es difícil hacerse una idea concreta en nuestra
cabeza. Tampoco es que sea vital para entender la novela. Es un tiempo muy,
muy, muy futuro. El tiempo es lo que se extiende exageradamente como concepto,
y nuestra mente lógicamente no puede hacerse un mapa de la situación.
En este sentido,
bien podría recomendar al lector una novela de Greg Egan “Diaspora” (1997), que
tiene en común con “La Ciudad y las Estrellas” que llega a los extremos en este
caso de la materia. Egan desciende en un viaje espectacular hasta lo más
mínimamente pequeño, electrones, protones, neutrones y más allá, en busca de su
odisea espacial. Adaptada a los tiempos, con una computerización acorde, y un
estilo muy, muy hard. Una vez leído
“Diaspora”, uno se puede enfrentar con casi todo.
Lo que explica
Clarke con sus bancos de memoria, imágenes de hologramas, robots obedientes
mediante órdenes mentales, el ordenador central de la ciudad de Diaspar, y
todos los automatismos habidos y por haber es ya una más que suficiente excusa
para recomendar esta novela. En esa época, Philip K. Dick añadía mucha más
psicología, sentido del humor e imaginación a sus historias, y mucha menos
verosimilitud, por supuesto. Clarke se pone más serio, realmente nos quiere
enviar un mensaje claro. Aunque acude a lugares comunes de la época,
ingredientes que no acaban de encajar del todo: guerras contra el Imperio,
telepatía, personajes desdibujados, resolución de ciertos conflictos de guión
bastante pobre…
Hay una especie de
antiguo culto religioso… y se puede decir que los modernos videojuegos ya están
aquí, jugando los habitantes de Diaspar a intentar escapar de la ciudad.
En resumen, novela
clásica, autor clásico, que se puede leer fácilmente, con una prosa cuidada y
ordenada, con muchas ideas que nos sorprenden aún hoy en día, pero con cierto
didactismo que hoy puede molestar a algunos. ¡Lo que tuvo que ser leerla en
1956! Esto ya no se puede revivir, aunque a la escala temporal con la que está
confeccionada la novela, en realidad no han pasado más que unos segundos desde
que fue escrita. ¡Todavía podemos saborearla! ¡Pronto! ¡Antes de que los
volúmenes en papel se hagan papilla!
Aquí van unos cuantos:
De las ediciones en castellano, poco puedo decir. Espero que sean buenas traducciones...
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