miércoles, 21 de febrero de 2024

The Penultimate Truth (1964) - Philip K. Dick

 Allá por Marzo del año pasado leí la que es hasta la fecha mi última novela de Philip K. Dick.

 

[Teniendo en cuenta que ha pasado casi un año, no debo tardar en volver a él. Además, en Febrero hemos entrado en el cincuenta aniversario de su 2-3-74, febrero-marzo-milnovecientossetentaycuatro, y del comienzo de la Exégesis. Por cierto, a tiempo traducida y editada por Minotauro. Aquí, mi ejemplar, en buena compañía]. 

 


 

En principio, cuarta de las seis novelas escritas por Dick en 1964 (que no quiere decir editadas en ese año).

 

Si ya “The Zap Gun” me pareció un disfrute total, (no muy bien considerada en general, ni por el mismo Dick), esta penúltima verdad adquiere momentos estelares.

 

Como siempre, un comienzo un poco opaco, pero no tanto.

 

Un tipo que debe redactar un discurso. Con la ayuda de repositorios de infinidad de discursos ya utilizados anteriormente. Un tipo que vive en una enorme casa de campo, aislado del mundo, que le dice a su mujer, como gran noticia, que ha visto una ardilla… Un tipo que pertenece a una casta de beneficiados por cierta situación, gracias a la cual viven a sus anchas en sus demesnes (dominios), rodeados de lujo… y de soledad.

 

Mientras, el resto de la humanidad, habita en el subsuelo, convencida de que en la superficie de la Tierra sigue desarrollándose una terrible guerra nuclear. Esta es la situación. Y esta población se traga con satisfacción los diferentes discursos que llegan a sus cubículos construidos bajo tierra. Discursos de triunfos, de derrotas, de esperanza, de todo lo que se suele escuchar a los políticos decir (y mentir) en temporadas de vacas flacas. [Téngase en cuenta que el autor de esta entrada considera que las vacas vienen estando flacas ya desde finales del año 2008… por lo que la similitud entre el mundo real actual y el que trata de describir Dick en esta novela es bastante potente].

 

La penúltima verdad siempre es penúltima, o antepenúltima. La tomadura de pelo es inaudita en la novela, y no deja de ser una gran sesión de terapia. Dick, el gran escritor que en el fondo se ha convertido en nuestro gran psicólogo, gratuito y paciente, dispuesto a escucharnos, para darnos siempre su versión de los hechos, cabal, simple y hasta divertida. Para eso están las terapias, para reírse de uno mismo, ¿no? O para compartir una sonrisa con nuestra pareja  [veáse “Clans of the Alphane Moon”].

 

Del subsuelo también surge la heroicidad, o al menos el personaje al que le toca, una vez más, afrontar la situación (aunque no le convenza demasiado). Sin embargo, de alguna manera, consigue salir a tierra firme. Y poco a poco se va enterando de cosas. Como que existe un supuesto constructor (de los de toda la vida) que comienza a crear nuevas urbanizaciones dirigidas a los seres humanos (y sus familias) que poco a poco, muy poco a poco, van dejando sus refugios.

Dick prepara una artimaña argumental genial en torno a este personaje constructor, uno de los más bienintencionados de su obra. Los mandamases tratan de anular a este hombre, llamado Louis Runcible. Pero les saldrá mal la jugada.

Por otro lado, el juego de intrigas varias para seguir en el poder de Joseph Adams y el resto de preparadores de discursos es de lo más entretenido. No faltan los clásicos personajes con poderes extrasensoriales; y ondas alfa, robots preparados para matar (leadies), psiquiatras en Berlín, y referencias a los verdaderos herederos de las tierras del Norte de América, los indios nativos. 

 

Este es mi ejemplar. La cubierta es directamente horrible. 
 

 

Entretenida, actual, inteligente, con un Dick plenamente en forma, con un músculo de escritor desarrollado y puesto al servicio de su imaginación.

 

No queda absolutamente otra que seguir leyendo (y seguir releyendo si se puede) las novelas del profeta.

 

Del blog Total Dick-Head se dice: (https://totaldickhead.blogspot.com/):

 

I think Dick was an activist writer. I think he wanted to change the world by showing you some worse case scenarios. Of course he wasn't afraid to laugh at potential annihilation, but that makes it palatable. The Penultimate Truth illustrates the way the giant red button makes slaves of all who cannot control when it is pushed.

 

De la magnífica página https://philipdick.com/mirror/websites/pkdweb/THE%20PENULTIMATE%20TRUTH.HTM

podemos sacar todo tipo de conclusiones, en cuanto a influencias, referencias y el propio Dick opinando sobre la novela. 

 

Aquí una serie de cubiertas. Muy recomendable esta penúltima verdad, que puede ser resumida como la "verdad". 

 









 

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