domingo, 12 de julio de 2020

Six Months Later... The Affirmation (1981) - Christopher Priest

Aquí sigo, tras un parón debido a una serie de circunstancias que me llevaría demasiado tiempo describir.

Han sido meses duros. Ha temblequeado mi fe en la ciencia ficción, efecto colateral de la pandemia Covid 19 (que por otro lado a estas alturas sigue vivita y coleando).

La última novela que leí allá por Marzo fue "Beggars in Spain", de Nancy Kress. Decepcionante, sobre todo teniendo en cuenta que ganó el Nebula y el Hugo. Pero estos premios, que he analizado año por año en los últimos días, desde el año 2000 aproximadamente, no tienen ningún rigor. Todavía en los 80 o 90 pueden tener cierto valor crítico. A día de hoy, cualquier cosa puede resultar premiada. No digo que sean malas obras, pero dudo mucho de que sean las mejores o a las que se supone que van dirigidos estos premios. Y si lo son, que todo puede ser, podemos concluir que el estado actual de la ciencia ficción es directamente deprimente. Aunque siempre habrá excepciones, por supuesto.

Con el confinamiento en marcha, releí la novela del confinamiento por excelencia, "Robinson Crusoe", que me gustó en su justa medida. Hay estructuras psicosociales que envuelven la novela que no hay por dónde cogerlas hoy en día. Recomendarla a la juventud como clásico, cosa que yo sigo haciendo, es un acto de fe en el recuerdo de nuestra propia experiencia lectora de hace muchos años. ¡Pero han cambiado tanto las cosas!

Tuve que cancelar una lectura de Iain Sinclair, que se me hacía muy cuesta arriba. Ballardiano, pero plomizo en el peor sentido que se puede aplicar a veces a Ballard. Leer a Sinclair significa conocer Londres mucho mejor de lo que quizás, para mi desgracia, lo conozco a día de hoy. A veces vale la pena hacer un viaje solamente para ver el escenario de lo que será posteriormente tu propia imaginación combinada con la lectura de una serie de novelas. Por esta razón, me gustaría volver a Londres. Captar una serie de imágenes que luego se proyectarían dentro de mí, mientras leo a tipos como Sinclair, Ballard, o por qué no, Dickens o D.H.Lawrence.

Pasé a los clásicos. Cornell Woolrich (un tipo tan genial como desconcertante), Osamu Dazai, Théophile Gautier, Dino Buzzati, que son de mis favoritos. Leer por ejemplo a Gautier es una gozada estética de primer grado, y afortunadamente, está generalmente bien traducido del francés (Editorial Siruela), siendo su vocabulario impresionante.

¿Cómo se puede seguir leyendo novelas de ciencia ficción encerrado en casa cuando uno baja a la calle sólo para depositar la basura y darse cuenta de que no hay nadie, no ha habido nadie y no va a haber nadie en la calle durante días y días? Subes a casa de nuevo, pones la TV, y lo único que ves son escenas de pasillos de hospitales repletas de gente moribunda...

¿Qué fue de la ciencia, incapaz de gestionar la realidad? ¿Qué fue de la ficción, ahogada y descompuesta ante semejante realidad?

Decidí, como he dicho, dejar la ciencia ficción de lado. Una crisis espiritual. Surgimiento de dudas.

A día de hoy, creo que me he recuperado. También es verdad que mi disposición de tiempo durante estos meses ha sido casi nula.



Esta es mi edición, 2011.



Me he animado a acometer otra lectura de ciencia ficción. Tras una dura selección, he terminado por decidirme. "The Affirmation", de Christopher Priest.

Me está gustando mucho. Tanto el argumento como la manera de escribir de Priest.

Un tipo que cuestiona la verdadera Verdad de lo que escribe en su autobiografía. Hacia la página 30 llega a la conclusión de que a través de la ficción es como llegará mucho mejor a la Verdad que quiere contar. Se inventa una Inglaterra ficticia. Cambia nombres de sitios y lugares. Sin mapas, que codifican demasiado la imaginacion.

Una novela tremendamente sugerente. A su vez, el protagonista, Peter Sinclair, debe vivir en el mundo real, que comienza a jugarle malas pasadas.

Y ahí sigo. Es la clásica novela que trata sobre la dificultad que entraña proseguir con una novela, mientras que la novela adopta su propio curso. Y esto en el campo de la ciencia ficción se agradece muchísimo. Es de 1981.

Tengo por aquí otra, de 1973, de Barry Malzberg, "Herovit's World", que recomiendo por tratar este tipo de temas literarios, aunque todavía no he leído (pero por algo comprado).

En definitiva, placeres literarios que, al menos en estos dos últimos casos, no tienen nada que ver con la ciencia, pero sí mucho con la ficción creativa.

Sigo en contacto...

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