martes, 2 de abril de 2019

Martian Time Slip (1964) - Philip K. Dick





Me temo que dadas mis circunstancias, no puedo dedicar todo el tiempo que me gustaría a esta entrada. Además, he leído la novela en pequeños lapsos de quince a veinte minutos cada día (descansos en el trabajo), por lo que por muy interesado que estuviera en seguir leyendo, no podía hacerlo. Es la primera vez que leo una novela con semejante ritmo.


En "We Can Build You" el tema central de la novela (o al menos, lo que la impulsa) es el nacimiento, y el próximo sufrimiento ante la vida de un bebé. En "Martian Time Slip", es la familia. Es necesario superar un puro y duro viaje de emigración a Marte. Tan sencillo como eso. Las razones por las que la gente se va a Marte son las históricas de siempre. Una huida hacia delante, bien sea por un exceso de optimismo, ingenuidad, o por defecto de felicidad, o tranquilidad económica. En Marte nos encontraremos con los mismos problemas de siempre: especulación inmobiliaria, establecimientos de primera, de segunda, de tercera… añadiendo la existencia de un pueblo marciano que es tratado como si fuera una jeringuilla usada y ya inútil (aunque no tanto para los protagonistas que finalmente deberán afrontar el hecho de que la verdadera y antigua civilización de Marte conoce su planeta mejor de lo que se podría pensar).

En la primera parte de la novela Dick va narrando, con buen tino, a su ritmo, la situación.

Problemas de abastecimiento de agua, el mercado negro de productos alimenticios de lujo, situaciones de depresión, adulterio, fármacos… Llegamos a la escuela especial para niños con problemas mentales. El autismo. Que es mezclado con la esquizofrenia. Aquí reconozco que me pierdo, no sé si hoy en día es verosímil la propuesta de Dick. Incluso antes de que se meta a mezclar todo ello con los viajes en el tiempo. Pero una cosa está clara: hay un momento en la novela en que el lector realmente lo pasa mal. El proceso de alienación que vive su protagonista, rememorando un antiguo episodio esquizofrénico, y pareciendo que en su presente su estado mental se va a deteriorar muchísimo, hace que, como digo, el lector se empape de este proceso. O al menos, así me ha ocurrido a mí. Especialmente en los capítulos 10 y 11, como indico más abajo. Uno se aliena por momentos. Y no es de extrañar. Porque en el año 2019 solo hace falta pensar unos pocos segundos en el desprendimiento social en el que vivimos, agarrados al teléfono móvil, ignorando a los seres que pasan a nuestro lado, para darnos cuenta de lo mucho que nos hemos acercado a lo que Dick intenta describir como experiencia extrema en Marte.

Como digo, la presentación es impecable. El desarrollo último de todo lo que se pone sobre la mesa es quizás lo de menos, y donde más falla "Martian Time Slip". Por algún lado tiene que tirar Dick para "quitarse de encima" la novela y pasar a otra.




 Edición española de Edhasa Nebulae. 


Una mejor traducción en mi opinión hubiera sido "Desliz Temporal en Marte".

Voy leyendo su obra en orden cronológico de creación (no de edición, ¡ojo!), y está claro que esta etapa es muy disfrutable. Imaginemos que a uno le regalan un bono de visitas a un restaurante de gran calidad, con la condición de que cada vez que lo visita, sólo puede probar un plato. Todo está riquísimo, todos los platos comparten una misma forma de entender la cocina, y a la vez son diferentes. Y es difícil decidir cuál nos gusta más. Así es como veo la obra de Dick. Cada "bono" es una novela. Evidentemente, se puede repetir, pero uno se va quedando con la impresión de que cada vez quedan menos… "Martian Time Slip" no me ha parecido superior a "We Can Build You", aunque en el aspecto de escenarios y "localizaciones" creo que la mejora.

Atención a esta novela para los seguidores de "El Resplandor", tanto de la novela como de la película. La primigenia raza negra de los Bleekman tiene ciertos poderes parecidos a los que muestra el negro que trabaja en el Overlook. Y el hijo de Jack Torrance mama bastante del niño autista de la novela de Dick.

En los capítulos 10 y 11, Dick repite la misma escena una serie de veces. Son momentos muy tensos. El lector no sabe qué ocurre con los personajes. En cada repetición, la secuencia de hechos es la misma, pero ocurren cambios que indican la insana percepción del personaje desde el cual se fija el punto de vista de la narración. Un continuum de diferentes percepciones para unos hechos que deberían ser totalmente normales. El malabarismo literario que alcanza Dick en esta parte de la novela es muy potente. Lo recomendable sería volver a leerla e intentar analizar el éxito de su golpe sobre la mesa.


¿Queréis saber lo que se siente cuando la realidad se resquebraja?



Un poco antes, en el capítulo 7, Arnie Kott, el todopoderoso dueño del influyente sindicato en Marte, una especie de trasunto del futuro Mr. Trump, intenta enviar un mensaje personal a sus corresponsales en la Tierra del mercado negro, a la vez que se ríe de la música que en aquel momento gustaba más en la Tierra: la canción del Espíritu del Viento, una cantata del inventado autor Karl William Dittershand. Otro nombre alemán en su particular interés por la música electrónica, y por lo que parece, alemana. En esto, hay una clara correlación con esos personajes de descendencia alemana, fabricantes de proto-sintetizadores en "We Can Build You".

Buscando en la red el nombre de Dittershand, doy con una tesis doctoral llamada "Teutonic Time Slip", de Sean Ulhane Nye, 2013. Concretamente se titula:

TEUTONIC TIME-SLIP:
TRAVELS IN ELECTRONIC MUSIC, TECHNOLOGY, 
AND GERMAN IDENTITY
1968-2009

Un interesantísimo trabajo que intenta aunar ideas, y entre ellas, por qué surge en Alemania lo que en ningún otro país surgió de manera tan fuerte y diferente. Una música que salió casi de la nada, sin muchas de las influencias que en el resto del mundo imperaban. Pero debo leerlo con más atención.

A continuación, link al respecto, como Open Data del repositorio de la Universidad de Minnesota.

(salta una ventana para guardar el pdf)

https://conservancy.umn.edu/bitstream/handle/11299/151315/Nye_umn_0130E_13618.pdf?sequence=1&isAllowed=y

A Sean Nye le apasiona el tema, y ha dado conferencias sobre el tema. Por ejemplo:

https://datacide-magazine.com/tag/sean-nye/


donde se lee:

Sean Nye – Sonic Fiction: The Musical Case of Philip K. Dick’s Martian Time Slip


Music and sound recording play central roles in the science fiction of Philip K. Dick. Dick’s experiences as a radio and music store clerk during his youth, as well as his lifelong practices as an LP-collector and audiophile, are reflected throughout his major novels. This paper traces the ways in which Dick engages music and sound by analyzing his classic novel from 1964, “Martian Time-Slip.” My talk will explore how Dick’s references to composers, musical instruments, and audio technology in “Martian Time-Slip” demonstrates a careful consideration of the social and political role of music and sound during the Cold War. It will also show how Dick’s science fiction literary technique was able to offer narratives that address music and audio technology in striking ways. Thus, we will see that Dick’s role in modern music is not limited to the extraordinary influences he has had on musical subcultures and popular culture since the 1960s. His own writings are influenced by, and indeed saturated with, music – and noise.


Un tipo de lo más interesante. Siempre mezclado en proyectos de música electrónica y ciencia ficción.

Y aquí van otras ediciones de la novela:



 


La alemana llama más la atención por su traducción, "Mozart para marcianos", y las dos japonesas por sus ilustraciones, que se acercan mucho a la idea núcleo de la novela. 


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